domingo, 5 de junio de 2011

Bascook

Puntuacion: 4,5/5
Fecha: 4 Junio
Lugar: Barroeta Aldamar, 8. Bilbao
Precio: 32€ por persona aprox.
 
Sábado. Y que os puedo contar de qué hago un sábado que no sepáis ya. Pues eso, que toca salir a comer. Esto no se si se irá acabando porque claro, ya se acaban las clases de inglés los fines de semana y entonces tendré tiempo para comer en casa. Pero tranquilos, a comer fuera seguiré yendo.
Bueno, hay que probar algo nuevo y Bilbao tiene una gran oferta de restaurantes que hay que ir conociendo. Además hay que dejarse el dinero aquí y fomentar los restaurantes, las tiendas y el turismo de la ciudad. Si los comerciantes proponen cosas para fomentar el comercio, los consumidores también debemos poner de nuestra parte.
 
Y nos lanzamos a probar el Bascook. El interior tiene poca luz, da sensación de más intimidad y silencio. Como no teníamos reserva la chica de la entrada nos dijo que podíamos sentarnos en una mesa que había nada más bajar las escaleras, una especie de mesa alta con taburetes. Pues allí que nos sentamos, yo con vistas a la cocina. Me gustó mucho este punto, no ves directamente como se hace la comida pero si ves el ambiente y el movimiento que hay dentro.
La carta es muy original, prefiero que vayáis y la veáis vosotros. Lo más interesante de esta carta es que detrás tenemos un plano de Bilbao con zonas de tiendas y de restaurantes marcadas, muy útil.

Tienen tres tipos de cocina estilo verde, platos "de aquí" y cocina del mundo. Primero nos trajeron unos vasitos con gazpacho de apio. Curioso. Lo pruebas y no esta mal, pero tiene un ligero problema, y es que después de comer sigues saboreando ese gazpacho durante horas.
Nos explicaron como iba un poco la carta, el tema de los tres tipos de cocina, y pedimos para beber. El concepto de la bebida en ciertos lugares es peculiar. Botella de agua, grande o pequeña. No se como será la pequeña pero la grande era de un mísero litro. En otros países vale, pero aquí grande es grande, mínimo litro y medio. Y una copa de vino. Copa de cristal si, pero el vino no cubría ni el culín, como su fuera oro lo sirven. Tampoco es cuestión de tajarse, pero bueno, media copa o lo que es lo mismo, una copa llena hasta la mitad no estaría de más. 
Pedimos para compartir tempuras de huerta, mojo blanco + sal de pesto, que estaba muy bueno. Una tempura perfectamente hecha, ni mucha ni poca harina. El mojo era una salsa extraña que no sabría definir el sabor, le daba un buen punto, pero las verduras solas estaban muy bien.
Después pedimos unas hamburguesas de euskal txerri y un kebab de pato + pan rgayef y comino + teriyaki de tierra. Si, si lo lees no te lo comes. Los dos probamos de los dos platos por degustar un poco.
Las hamburguesas estaban muy tiernas, una carne picada suavemente, casi como si hubiera sido picada a mano, y se notaba que es carne de aquí. El Eusko Label se nota.
El kebab de pato pues bueno, pensad en un kebab con su pan de pita, sus salsas y demás. Pues todo lo contrario. Unas rodajas de carne de sabrosa carne de pato encima del pan impronunciable. Lo curioso es que tenía un ligero sabor a kebab, por el pan, pero no era el mismo pan desde luego.

Y es hora del postre. Yo pedí una tarta cheesecakeOreo + velo de arándano + helado de sake y mi acompañante unos miniMagnuns de toffenata, helado de macadamias y cristal de Px. Creo que los miniMagnuns hubieran estado mejor si el interior hubiera estado algo más frío, no helado pero si fresco. La tarta de queso sorprendentemente buena, las frutas del bosque eran un acompañamiento excelente.
Un trato excelente y muy amable, un lugar tranquilo y moderno al que ir a saborear comida no tan tradicional como en otros sitios.

Página web: www.bascook.com de la mano del cocinero Aitor Elizegi.
No muchas veces te puedes encontrar tantas fotos de restaurantes como de este, al menos no las había encontrado de otros. Fotos: Kebrantin.com, Viajar, comer y amar.com

Ein Prosit

Puntuacion: 4/5
Fecha: 3 Junio
Lugar: Plaza del Ensanche, 7. Bilbao
Precio: 27€ por persona aprox.

Unas semanas antes de la cena la novia de un amigo me comentó que quería darle una sorpresa porque el lunes de esta semana presentaba el proyecto y se convertía en Ingeniero. Quería llevarle a cenar y que sus amigos estuviéramos allí celebrándolo con él. Suerte que tienen algunos, a mi nadie me da sorpresas buenas, malas te las da cualquiera.
Bueno, a ella se le ocurrió que podíamos ir al restaurante del señor Hermann Thate que está situado en la misma calle que su famosa charcutería alemana.

Para darle la sorpresa quedamos en que ibamos allí media hora antes, nos tomábamos algo y les esperábamos sentados en la mesa. Y así fué. 
Llegamos y contra todo pronóstico no encontramos (yo al menos) a ningún dependiente alemán. Esto no es malo, pero le falta ese toque alemán que sólo los alemanes saben darle. ¿Y qué toque es ese? os preguntaréis. Pues vais a alemania y lo comprobáis. Se nota sobre todo al pedir una cerveza. Parezco muy insistente con el tema, pero de verdad, hasta que no te sirven una buena cerveza no abres los ojos y ves la mierda que te tomas aquí. Y digo mierda por la forma de servila.

Nos pedimos algo para beber, tres de nosotros pedimos una Paulaner pero se había acabado (¿previsión? ¡¿dónde?!) así que nos sacaron unas Franziskaner. Yo pensé "aaahhh, por fin... una cerveza como debe ser, como me la servían en allí..." Craso error amigo mio. Cometen el mismo error que en todos los bares y acaba teniendo la cerveza una espuma líquida que en 2 minutos ha desaparecido y tienes una cerveza alemana sin un ápice de espuma y oxidándose al aire. La próxima vez pido botellín que no va a quedar mucho peor. Pero como he dicho, esto parece que sólo lo saben hacer los alemanes.
Os juro que allí no se desperdiciaba ni una sola gota de espuma al tirar la cerveza, aquí puedes ver como cae un reguero de espuma líquida hasta que al camarero le parece suficiente.

Bueno, asumiendo que jamás encontraré un bar en el que entiendan lo que significa tirar una cerveza continuamos con la historia.
Allí estábamos casi todos reunidos a falta del dantzari esperando que dieran las 21:30h. Entramos y nos sentamos un cuarto de hora antes y ojeamos la carta mientras pedimos otra ronda. La carta parecía apetitosa, muchos platos y todos seguro que muy buenos. Más o menos habíamos decidido todos para cuando llegó la parejita. Su cara, ese poema. Cara de "pero que coño! qué hacen estos aquí y dónde está mi cena a solas con mi chavala!" Enhorabuena amigo, eres Ingeniero!
Después de unas risas y todavía con cara de asombro estábamos dispuestos a pedir. Éramos 9 y no me acuerdo de todos los platos, pero haré un esfuerzo.

Yo elegí un Lomo de ciervo acompañado de salsa de hongos y pasta fresca; alguien pidió un Entrecot al estilo argentino acompañado patata asada rellena y queso a las finas hierbas; otro pidió Codillo (no se cúal de los dos que aparecen en la carta); otro Pastel de carne con queso, huevo frito y patatas fritas; creo que  hubo Solomillo de venado acompañado de salsa de hongos, mango, arroz y surtido de verduras picadas finamente; y más que no recuerdo. También pedimos para compartir un par de raciones de surtido de salchichas (Frankfurt, Alfred y Especial al Curry acompañada de ensalada de patata) y un surtido de patés.

Trajeron primero los platos para compartir, cortamos las salchichas en rodajas y empezamos a comer. Las salchichas estaban muy buenas, en su punto. Fritas, que en otros sitios te las ponen cocidas y obviamente no es lo mismo.
Entre los patés servidos en una rodaja de tronco de árbol no se si habría 3 o 4 tipos, sólo se que estaban deliciosos. En general nos gusta el paté así que no duró mucho sobre la mesa.

Después de una espera (no se si larga o corta, estábamos de charla y el tiempo pasa) nos trajeron nuestros platos. Al llegar el codillo todos pusimos cara de asombro, semejante pieza que se iba a comer el amigo. El camarero no distinguía entre lomo de ciervo y solomillo de venado, porque eran la misma cosa según confirmó él al preguntar en la cocina. 
Muchos miramos con estupor nuestro plato al ver que el trozo de carne allí presente se ocultaba tímidamente entre la guarnición. Pequeño, pero sabroso, muy sabroso. Los que tenían entrecot tenían una buena pieza ante sus cubiertos.
Pr suerte, para cenar no se me hizo nada pesada la carne, era la cantidad justa para saciar pero no reventar. El solomillo de venado/lomo de ciervo estaba en su punto, esponjoso, la salsa de hongos suave y la pasta normal y corriente, no te esperas un plato de pasta italiano al dente y no te lo sirven.

Todos acabamos a gusto, unos con más cara de hambre que otros pero contentos porque la comida estaba buena. 
Y ahora venían los postres. Tartas de chocolate con y sin trufa, tartas de queso (me quedé con ganas, tenían una pinta excelente) y un limón helado que no tenían a pesar de que no le habían puesto la "N" (abreviatura de No). La tarta de chocolate... en el top 5. No se hacía empalagosa excepto por la nocilla que tenía encima, que se pegaba por toda la boca como si hubieras absorbido un bote de i-medio. Pero vamos, chocolatástica.

Para terminar hubo algunos que pidieron chupitos de Jagermeister que amablente fueron cortesía de la casa.

Después algunos marcharon a casa y otros proseguimos con la quedada en el Zen de la calle Henao tomándonos unos cacharros.

Página web: www.thate.com