Puntuacion: 4/5
Fecha: 3 Junio
Lugar: Plaza del Ensanche, 7. Bilbao
Precio: 27€ por persona aprox.
Unas semanas antes de la cena la novia de un amigo me comentó que quería darle una sorpresa porque el lunes de esta semana presentaba el proyecto y se convertía en Ingeniero. Quería llevarle a cenar y que sus amigos estuviéramos allí celebrándolo con él. Suerte que tienen algunos, a mi nadie me da sorpresas buenas, malas te las da cualquiera.
Bueno, a ella se le ocurrió que podíamos ir al restaurante del señor Hermann Thate que está situado en la misma calle que su famosa charcutería alemana.
Para darle la sorpresa quedamos en que ibamos allí media hora antes, nos tomábamos algo y les esperábamos sentados en la mesa. Y así fué.
Llegamos y contra todo pronóstico no encontramos (yo al menos) a ningún dependiente alemán. Esto no es malo, pero le falta ese toque alemán que sólo los alemanes saben darle. ¿Y qué toque es ese? os preguntaréis. Pues vais a alemania y lo comprobáis. Se nota sobre todo al pedir una cerveza. Parezco muy insistente con el tema, pero de verdad, hasta que no te sirven una buena cerveza no abres los ojos y ves la mierda que te tomas aquí. Y digo mierda por la forma de servila.
Nos pedimos algo para beber, tres de nosotros pedimos una Paulaner pero se había acabado (¿previsión? ¡¿dónde?!) así que nos sacaron unas Franziskaner. Yo pensé "aaahhh, por fin... una cerveza como debe ser, como me la servían en allí..." Craso error amigo mio. Cometen el mismo error que en todos los bares y acaba teniendo la cerveza una espuma líquida que en 2 minutos ha desaparecido y tienes una cerveza alemana sin un ápice de espuma y oxidándose al aire. La próxima vez pido botellín que no va a quedar mucho peor. Pero como he dicho, esto parece que sólo lo saben hacer los alemanes.
Os juro que allí no se desperdiciaba ni una sola gota de espuma al tirar la cerveza, aquí puedes ver como cae un reguero de espuma líquida hasta que al camarero le parece suficiente.
Bueno, asumiendo que jamás encontraré un bar en el que entiendan lo que significa tirar una cerveza continuamos con la historia.
Allí estábamos casi todos reunidos a falta del dantzari esperando que dieran las 21:30h. Entramos y nos sentamos un cuarto de hora antes y ojeamos la carta mientras pedimos otra ronda. La carta parecía apetitosa, muchos platos y todos seguro que muy buenos. Más o menos habíamos decidido todos para cuando llegó la parejita. Su cara, ese poema. Cara de "pero que coño! qué hacen estos aquí y dónde está mi cena a solas con mi chavala!" Enhorabuena amigo, eres Ingeniero!
Después de unas risas y todavía con cara de asombro estábamos dispuestos a pedir. Éramos 9 y no me acuerdo de todos los platos, pero haré un esfuerzo.
Yo elegí un Lomo de ciervo acompañado de salsa de hongos y pasta fresca; alguien pidió un Entrecot al estilo argentino acompañado patata asada rellena y queso a las finas hierbas; otro pidió Codillo (no se cúal de los dos que aparecen en la carta); otro Pastel de carne con queso, huevo frito y patatas fritas; creo que hubo Solomillo de venado acompañado de salsa de hongos, mango, arroz y surtido de verduras picadas finamente; y más que no recuerdo. También pedimos para compartir un par de raciones de surtido de salchichas (Frankfurt, Alfred y Especial al Curry acompañada de ensalada de patata) y un surtido de patés.
Trajeron primero los platos para compartir, cortamos las salchichas en rodajas y empezamos a comer. Las salchichas estaban muy buenas, en su punto. Fritas, que en otros sitios te las ponen cocidas y obviamente no es lo mismo.
Entre los patés servidos en una rodaja de tronco de árbol no se si habría 3 o 4 tipos, sólo se que estaban deliciosos. En general nos gusta el paté así que no duró mucho sobre la mesa.
Después de una espera (no se si larga o corta, estábamos de charla y el tiempo pasa) nos trajeron nuestros platos. Al llegar el codillo todos pusimos cara de asombro, semejante pieza que se iba a comer el amigo. El camarero no distinguía entre lomo de ciervo y solomillo de venado, porque eran la misma cosa según confirmó él al preguntar en la cocina.
Muchos miramos con estupor nuestro plato al ver que el trozo de carne allí presente se ocultaba tímidamente entre la guarnición. Pequeño, pero sabroso, muy sabroso. Los que tenían entrecot tenían una buena pieza ante sus cubiertos.
Pr suerte, para cenar no se me hizo nada pesada la carne, era la cantidad justa para saciar pero no reventar. El solomillo de venado/lomo de ciervo estaba en su punto, esponjoso, la salsa de hongos suave y la pasta normal y corriente, no te esperas un plato de pasta italiano al dente y no te lo sirven.
Todos acabamos a gusto, unos con más cara de hambre que otros pero contentos porque la comida estaba buena.
Y ahora venían los postres. Tartas de chocolate con y sin trufa, tartas de queso (me quedé con ganas, tenían una pinta excelente) y un limón helado que no tenían a pesar de que no le habían puesto la "N" (abreviatura de No). La tarta de chocolate... en el top 5. No se hacía empalagosa excepto por la nocilla que tenía encima, que se pegaba por toda la boca como si hubieras absorbido un bote de i-medio. Pero vamos, chocolatástica.
Para terminar hubo algunos que pidieron chupitos de Jagermeister que amablente fueron cortesía de la casa.
Después algunos marcharon a casa y otros proseguimos con la quedada en el Zen de la calle Henao tomándonos unos cacharros.
Página web: www.thate.com
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