Puntuación: 4,5/5
Fecha: 9 Mayo
Lugar: Barraincúa 6, Bilbao
Precio: 34€ aprox. para dos personas
Aprovechando que tenía mi chavala el viernes noche libre, fuimos a cenar. Como hace una semana tuve antojo de pizza pero no pudimos satisfacerme, esta vez sí íbamos a comer pizza.
Buscamos algún sitio que no fueran los típicos Foca Nicanora, Domino's, etc. Quería probar un sitio nuevo. Y saltó el Coppola Bilbao., abierto hace un año.
Fuimos sobre las 22h y la verdad es que me esperaba un local más grande por las fotos. Es acogedor, con la cocina acristalada al fondo donde puedes ver a los cocineros en plena faena. Preguntamos por una mesa para dos y nos comentaron que estaban llenos, que podíamos comer en la barra o en la contrabarra. Decidimos sin mucha convicción que en la contrabarra estaríamos mejor y nos indicaron que la carta estaba a la entrada, escrita con tiza en la pared.
Mientras decidiamos que pizza comer, y sobre todo si nos quedábamos allí porque no nos acababa de gustar la idea de comer semi de pie, con la gente pasando detrás de nosotros, nos indicaron que si esperábamos unos 10-15 minutos igual teníamos una mesa libre. Nos gustó la idea así que pedimos un par de mostos para la espera y acabamos por decidirnos por una pizza English breakfast con huevo, txistorra, mozzarella, bacón,...
Finalmente nos sentamos, al lado de la barra y el tocadiscos que usan cuando viene algún DJ a pinchar, como comentan en otros blogs. Era una mesa alta, la misma altura que la barra, pero una mesa al fin y al cabo. En la mesa contigua había tres chicas inglesas y poco después se les acoplaría una más, que nada más llegar se puso a comer, casi sin decirles "hello". Como se ponen las extranjeras a chardonnay. Cómo les gustan los vinos a las extranjeras.
Debían sera habituales porque saludaron al camarero no sin echarle muchas miradas a lo largo de toda la noche, y el sabía lo que solían pedir.
No tardaron mucho en traer la pizza, tampoco tenía demasiado misterio. La mayoría de los ingredientes se podían preparar antes y despuñes es meterla unos minutos en el horno.
Me gustó mucho, la verdad es que cuando la pedimos pensaba que la txistorra iba a ser lo único que iba a saborear como suele pasar en otros sitios cuando pides algo con txistorra, que parece que no pides otra cosa, pero aquí la pusieron en su justa medida, ni mucho ni poco. El cortapizzas era de un tamaño nunca antes visto, como una rotaflex de grande. Y la pizza de buen tamaño, no te quedas con hambre, masa fina y bordes crujientes pero no quebradizos.
Nos comimos la pizza en un abrir y cerrar de ojos y pasamos a los postres. De verdad, cuando una comida o cena acaba con un buen postre, se convierte en muy buena. Un tiramisú y una tarta de queso. Tenían pinta de caseros por los recipientes.
La tarta de queso estaba... como decirlo... creo que no he probado una tarta de queso mejor en mi vida. Esponjosa como una mousse, con la cantidad perfecta de mermelada por encima que no tapa el sabor, el toque justo de queso y la galleta del fondo bien machacada y uniforme. Espectacular.
La única pega del lugar es que al ser pequeño se concentra bastante el ruido y por supuesto, lo recomendable es reservar para asegurarte una mesa.
Un acierto, para repetir.
Facebook: Coppola Bilbao
Fecha: 9 Mayo
Lugar: Barraincúa 6, Bilbao
Precio: 34€ aprox. para dos personas
Aprovechando que tenía mi chavala el viernes noche libre, fuimos a cenar. Como hace una semana tuve antojo de pizza pero no pudimos satisfacerme, esta vez sí íbamos a comer pizza.
Buscamos algún sitio que no fueran los típicos Foca Nicanora, Domino's, etc. Quería probar un sitio nuevo. Y saltó el Coppola Bilbao., abierto hace un año.
Fuimos sobre las 22h y la verdad es que me esperaba un local más grande por las fotos. Es acogedor, con la cocina acristalada al fondo donde puedes ver a los cocineros en plena faena. Preguntamos por una mesa para dos y nos comentaron que estaban llenos, que podíamos comer en la barra o en la contrabarra. Decidimos sin mucha convicción que en la contrabarra estaríamos mejor y nos indicaron que la carta estaba a la entrada, escrita con tiza en la pared.
Mientras decidiamos que pizza comer, y sobre todo si nos quedábamos allí porque no nos acababa de gustar la idea de comer semi de pie, con la gente pasando detrás de nosotros, nos indicaron que si esperábamos unos 10-15 minutos igual teníamos una mesa libre. Nos gustó la idea así que pedimos un par de mostos para la espera y acabamos por decidirnos por una pizza English breakfast con huevo, txistorra, mozzarella, bacón,...
Finalmente nos sentamos, al lado de la barra y el tocadiscos que usan cuando viene algún DJ a pinchar, como comentan en otros blogs. Era una mesa alta, la misma altura que la barra, pero una mesa al fin y al cabo. En la mesa contigua había tres chicas inglesas y poco después se les acoplaría una más, que nada más llegar se puso a comer, casi sin decirles "hello". Como se ponen las extranjeras a chardonnay. Cómo les gustan los vinos a las extranjeras.
Debían sera habituales porque saludaron al camarero no sin echarle muchas miradas a lo largo de toda la noche, y el sabía lo que solían pedir.
No tardaron mucho en traer la pizza, tampoco tenía demasiado misterio. La mayoría de los ingredientes se podían preparar antes y despuñes es meterla unos minutos en el horno.
Me gustó mucho, la verdad es que cuando la pedimos pensaba que la txistorra iba a ser lo único que iba a saborear como suele pasar en otros sitios cuando pides algo con txistorra, que parece que no pides otra cosa, pero aquí la pusieron en su justa medida, ni mucho ni poco. El cortapizzas era de un tamaño nunca antes visto, como una rotaflex de grande. Y la pizza de buen tamaño, no te quedas con hambre, masa fina y bordes crujientes pero no quebradizos.
Nos comimos la pizza en un abrir y cerrar de ojos y pasamos a los postres. De verdad, cuando una comida o cena acaba con un buen postre, se convierte en muy buena. Un tiramisú y una tarta de queso. Tenían pinta de caseros por los recipientes.
La tarta de queso estaba... como decirlo... creo que no he probado una tarta de queso mejor en mi vida. Esponjosa como una mousse, con la cantidad perfecta de mermelada por encima que no tapa el sabor, el toque justo de queso y la galleta del fondo bien machacada y uniforme. Espectacular.
La única pega del lugar es que al ser pequeño se concentra bastante el ruido y por supuesto, lo recomendable es reservar para asegurarte una mesa.
Un acierto, para repetir.
Facebook: Coppola Bilbao
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