sábado, 23 de abril de 2011

Akebaso: El futuro famoso chef vuelve a cocinar para mi

Puntuacion: 4,5/5
Fecha: 21 Abril
Lugar: Entre Apatamonasterio y Axpe.
Precio: 45€ por persona.

Antes de empezar voy a aclarar algunas cosas. Primero considero que no tengo un paladar tan fino ni exquisito como para degustar correctamente comida de cierto calibre y segundo, que mi "fama" de critico es... digamos que nula para no herir mis sentimientos. No soy la Guía Michelín, pero el Akebaso aparece entre sus páginas.

Para el que no haya estado nunca, el Valle de Atxondo es un lugar precioso, recuerda a los típicos montes tiroleses, pero más de aquí. Un lugar lleno de paz y silencio.

Desde que nuestro amigo cocinero hizo la prueba en este restaurante y fue justamente seleccionado le dije que iría a comer allí, y que mejor que aprovechar la Semana Santa para darnos un homenaje y de paso visitarle y cumplir mi palabra.


La carretera de acceso al restaurante es de un solo sentido, con una especie de hendidura a mitad del camino para cuando se encuentren dos coches en medio. La tipica carretera donde se besan los retrovisores de los coches si no se anda con un poco de cuidado.

Al llegar pedimos mesa ya que allí la cobertura móvil es la justa para que no puedas ni llamar a emergencias y el chef no me había "oído" porque no tenía red. Nos tomaron nota y nos fuimos a hacer unas fotos para hacer tiempo.

He de decir que creo que no me han tratado nunca igual de bien a como me trataron aquí. Un poco más y me arropan después de comer para que me quede echando la siesta. Te hacen sentir como un marqués y eso es muy de agradecer. Muy atentos pero sin agobios.

Al sentarnos (en la mejor mesa del restaurante) vinieron a ofrecernos la carta aunque ya sabían más o menos que queríamos el menú degustación. Aún así nos dejaron la carta para echarle un vistazo.
También nos preguntaron a ver si queríamos que nos dijeran lo que nos iban a traer o que fuera sorpresa. Elegí sorpresa puesto que aunque me hubieran soltado toda la retahíla de platos tampoco me hubiera acordado de ninguno, optimizamos el tiempo y a la aventura.
Una chica con voz angelical empezó a traernos los aperitivos, concretamente empezamos con una Esfera de de tomate asado con mayonesa de anchoa y viruta de idiazabal, un Cucurucho de queso con huevas de trucha y una Croqueta de chistorra. La esfera de tomate como me comentaron explota (suavemente) en la boca y se extiende todo el sabor. El cucurucho de queso estaba muy cremoso y la croqueta de txistorra era algo nuevo para mi, y muy agradable.
Después nos trajeron una Brocheta de pulpo con emulsión de azafrán, muy sabrosa y el pulpo perfecto, y una Tosta con yema de caserío eukal-txerri que esto si que explota (literalmente) en la boca y sin avisar. De esto que revienta y tienes que contener los ojos porque se te salen.

Nunca he entendido el por qué de poner a los platos nombres que tardas más en decirlos que en comerte el plato. Casi me dieron ganas de hacer una apuesta a ver quién acababa antes, la camarera de decirme lo que me estaba comiento o yo en comérmelo.
Y empezamos con los primeros. Un Tataki de atún rojo con tagliatelle, montado de ajo y tomate, muy suave, casi no se apreciaba el sabor a atún, muy bien presentado (todo estaba perfectamente presentado, impresionante) sobre una especie de plato-baldosa. Perdón, pero mi ignorancia no da para más.
Después un Falso huevo de bakalao, pimientos asados y crema de almendra, muy bueno también, muchos sabores danzando en la boca, y se tarda en identificarlos no os creáis. Lo del "falso huevo" tengo que pedir explicación, mi no entender. 
Como último primer plato (si! esto va para largo!) degustamos una Crema de guisantes con vieiras y costrón de beicon, guisantes recolectados esa misma mañana de su huerta particular. Unas suaves vieiras que a la pobre chica que me trajo el plato se le desmoronó un poco y estaba algo preocupada. Tranquila que yo me lo como, que he comido en comedor de colegio y con eso te lo digo todo. Quizá sea este el problema, que estoy asilvestrado en asuntos culinarios.

Y vamos con los segundos. No había intervalos largos entre plato y plato, pero eran intervalos regulares de forma que estuvimos dos horas en el restaurante pero no se nos hizo largo para nada. 
Nos trajeron una Raya brasa con guacamole de puerros. A lo del guacamole de puerros todavía estoy dándole vueltas pero igual que lo del falso huevo, que no lo pillo. Nunca había probado la raya así que no se decir si está más suave o no que en otros sitios, sólo se que me gustó. Los puerros también estaban muy buenos, no se si por ser un guacamole o sin más. Para el siguiente plato, Pastel de lechón confitado en canela con patata rota, yo creo que la perfumada maître ya nos había calado y sólo dijo"Cochinillo", yo estuve a punto de contestar "¿Quién? ¿Él o yo?". Descubrí un aroma a canela y veo que no iba desencaminado. El "cochinillo" tenía algo de grasa para mi gusto, posiblemente sea así y yo no sepa apreciarlo, pero lo digo desde mi humilde paladar. Eso sí, estaba en su punto.

Después de esta opulenta y excelentemente presentada comida todavía quedaban los postres. Oh! Dios mío! que he hecho yo para merecer tanta atención!! Vino un postre de Fresas cocinadas en frió con flash de café, helado de rosas y cristal de regaliz, que ¡buá! Las fresas eran como de gominola, pero no, eran fresas. El helado de rosas.... nos llevan años de ventaja, voy a empezar a ir a las floristerias a mordisquear las flores. El flash de café me lo comí, aunque no soy para nada seguidor de la cultura cafetera, y era como el típico flash que te comías de chaval, pero de café. Y no lo pone pero venía con un pétalo de rosa congelado en nitrógeno y cubierto de azúcar.
Después vino la Tostada casera con helado de toffee y aroma de naranja, que las tostadas a las que estoy acostumbrado yo tienen algo menos de leche, pero no dejaba de estar buena. Eso si, el helado a mi no me engaña nadie, eso eran caramelos Werther's Original! ¡Seguro!

Por último y por si no fuera poco, nos deleitaron con unas Galletas de mantequilla y nuez y unas Kukis de chocolate.
Lo dicho, un trato excelente, un lugar inolvidable, una comida digna de los mejores paladares cocinada por el maestro Javier Izarra ayudado por Audy Chávez. Nos sirvieron dos platos extras gracias a mi "contacto" el cual espero que esté mucho tiempo trabajando allí porque es su sitio y cada vez está más y más cerca de ser muy famoso.

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